Esta comparsa, ha tenido muchos cambios, por lo tanto, la actual, no es la misma que conocíamos antes.
Los cabezudos de este barrio, se podría decir que eran compartidos entre los distritos de Zalfonada y La Jota, ya que intervenían en las fiestas de ambos barrios.
Unos cabezudos pertenecían a la comparsa y otros eran particulares e incluso la peña la Murga aportaba los suyos propios.
Con el transcurso de los años, unos cabezudos se quedaron en Zalfonada y otros en la Jota, de esa forma, la comparsa quedó dividida en ambos barrios amistosamente.
Así duraron durante dos años.
Ya el año 2013, la comparsa de la Jota, se consolidó más seriamente e incluso, organizaron una exposición de cabezudos de algunos barrios y algunas representaciones de Zaragoza.
El año 2014, junto con el Baturro y la Pilara del barrio del Áctur, continúa la comparsa. Contando también que se cambiaron unas cabezas por otras.
El año 2015, se consolida la comparsa por completo transformando unos personajes en otros por mediación de miembros de la comparsa.
El 26 de Septiembre de 2015, la comparsa acudió a las fiestas del barrio de San Miguél, donde en honor al santo, presentaron en sociedad al "Payaso Miguelín"
El año 2016, se incorporan nuevos personajes, "el payaso Pepino" y "el Mago" además de renovar las vestimentas de los demás cabezudos.
-Su primera salida fuera de la capital, fué a Tres Cantos (Madrid) junto a los gigantes de Gallur, posteriormente al primer encuentro de cabezudos del municipio de Gallur en Junio del 2016.
Participaron las comparsas de Pedrola, Montañana, Perrinche (Tudela), la Jota y Gallur.
"Los gigantes[...] A estos los conocí de niño, les traté, les admiré, les cí, olí y toque; si, les toque también ¡Vaya si les toqué! Eran los míos.
Llegaban lo menos hasta el segundo piso, iban serios y graves; ni se dignaban mirar a los chiquillos que les precedíamos. [...] ¡Qué bailes sus bailes, con qué gravedad danzaban, sin que siquiera se les viera los pies! Pero no, no; que yo se los ví, yo mismo, unos piececitos enanos, chiquirriticos. ¡Qué desencanto!"
Miguel de Unamuno, 1887
"¿Y el cabezudo? ¡Qué fiero nos arremetía! Pero observé (yo siempre he sido observador) que era el cabezudo razonable, y que, como el toro, no azuzándole, se pasaba de largo. Le esperaba yo un día en la acera de mi calle, y según él se acercaba, se acrecentaban los latidos de mi corazón [...] ¡Qué rabia! ¡No se lo que le hubiera hecho...! Ni me tocó [...]
Miguel de Unamuno, 1887
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